Creatividad, el genio que llevamos dentro

huellaspegadas

  • Conferencia TED, Elizabeth Gilbert en su exposición nos habla de la creatividad a pesar de los miedos internos;
  • La belleza de poder disfrutar de esos momentos de inspiración;

Ayer me desperté de mi siesta. Ya era casi de noche. En mi cuerpo todavía se encontraba el peso del cansancio de dos noches casi en vela. Sigo en el tren que sigue en su rutina trayendo y llevando gentes de unos y otro lado. Un tren cada vez más variopinto y donde cada vez son más las nacionalidades que encuentro.

Intento actualizarme de esos casi tres días desconectada y las redes sociales son mi principal herramienta. Ayer visité una conferencia de TED en la que ELIZABETH GILBERT compartía su experiencia sobre la creatividad y ese genio que llevamos todos dentro. Sigue leyendo

Pesadilla de viaje

  • rompiendo límites
  • El relato vivido en el que un joven perdió el control en un tren.
  • Como las presiones laborales pueden superar nuestros límites mentales
  • Una triste historia durante un viaje en tren

Todavía estoy en estado de sock. El tren donde trabajo, se está convirtiendo en un conjunto de sucesivas pruebas a mi límite de tolerancia frente al mal estar del otro y la pérdida de control.

De todas las cosas se aprende en la vida, pero hay cosas que en mi vida nunca hubiese querido vivir. Y esta, es la última. Esta vez, la sorpresa más leve, al llegar al tren: un tren de noche sin vagón restaurante y un vagón primera clase sustituido por uno de segunda clase. Un buen preludio para comenzar un viaje llevado a los límites más insospechados. Venecia, Padova, Vicenza, Verona, Brescia y Milán. Entre cada estación, mil cosas que hacer, clandestinos a gestionar, clientes a recibir, escuchar su descontento y tratar de buscar una solución.

Entre todos ellos, una pareja de jóvenes, que como muchos, viajan en el tren. Desde Venecia con destino final París. Normalmente, dos ciudades separadas por un tren, que si todo se pasa bien, las une por un tiempo limitado de 13 horas y media. Sigue leyendo

Estambul, la zambullida entre sus gentes

  • El relato del último viaje a Estambul, un viaje siempre alternativo
  • El descubrimiento de danzas místicas como las de los Derviches no tiene precio

Desde mi primnos_ser viaje, hace ya más de un decenio, he buscado que el viaje formase parte de mi modo de vida, ya sea para estudiar o para trabajar. No obstante, la vida va haciendo que poco a poco la búsqueda de la estabilidad tome cierto protagonismo, dejando para la curiosidad y el deseo de descubrir, a pequeños viajes en lugares determinados, que implican así mismo un tiempo preciso, y eso, no siempre lo recibo como un plato de buen gusto. Aún así, el simple hecho de que mis sentidos sientan, vean, escuchen, toquen y saboreen nuevos horizontes, no tiene precio.

No me había preparado para vivir como turista dicho mal en una ciudad como Estambul. Descubrir nuevos lugares para mi, significa descubrir sus gentes, soy adicta a esas nuevas gentes, y por suerte o por desgracia nunca encuentras lo esperado. La magia e historia de la ciudad monumental salpicada a todos lados por mezquitas y, por tanto, de religión, se mezcló día tras día en el extraño y a veces hasta molesto trato hacia la turista. Como tal, te sientes incómoda por el hecho de que cada vez que gastas tus liras, te están timando y engañando también si regateas. Después de dos días, las consecuencias son evidentes, frunces el entrecejo cada vez que te hablan, y terminando por mandar a la mierda al que te habla sin ningún tipo de complejo. Un abismo de trato entre ambos mundos.

La imaginación no llega ni por asomo acercase a los mundos aún por descubrir. Y así, aún dando todo por conocido, el descubrir un nuevo lugar en nuestras vidas, nos abre los ojos todavía un poco más. Regalo impagable del viaje.

No fueron muchos días, cinco noches acompañadas de cinco días. Nos hospedamos en un hostal llevado por hombres que, en un intento de familiaridad, colegueo y a veces exceso de confianza, intentaban dar un servicio que evidenciaba el cobro de comisiones por todas partes. De todas maneras, estos pobres muchachos no impidieron que hiciésemos o fuésemos donde nos dio la gana. Sigue leyendo

Matanza en el Bierzo

amasando xixos

  • Algunas tradiciones como la matazan berciana ya casi en peligro de extinción
  • El gusto del buen comer pasa por el saber hacer

Como si el tiempo no hubiese pasado vuelvo a casa. Es de noche, no llego casi a percibir el paisaje, la llegada y en unos minutos ya estoy en mi cuarto. Esas cuatro paredes que me han visto crecer, que me guardan ausencia, sin apenas ningún cambio. Tan sólo unas motas de polvo más. Entre los recuerdos, las imágenes de los amigos, de los mágicos momentos, de lugares entrañables y de las situaciones irrepetibles.

Deshago rápidamente mi maleta, me cubro bajo las incontables mantas y repaso uno a uno cada uno de los objetos que encuentro frente a mis ojos. A mi derecha, como siempre que estoy en casa, la persiana levantada. Del otro lado de la ventana, las estrellas que me iluminan y me hacen recuperar la nostalgia de no poderlas deslumbrar desde la ciudad de la luz…. envuelta en la nostalgia de tantos recuerdos siento el peso de mis ojos y ya, de mañana, es el ruido de los cantares del campo y la luz de la mañana la que me despiertan de manera particular. Hace frío en el cuarto, aún me cuesta desperezarme, casi sin tiempo para desayunar ya estoy en la calle con la ropa de faena. Sigue leyendo

Salida hacia la baja Normandia

A pesar del cansancio, en la mañana del viernes no me costó levantarme. Una hora de tren, y puntual según el horario estipulado. Descendía en la estación de La Loupe en la Baja Normandía. Un viaje al medio rural, un viaje a los sueños y a las oportunidades. Un amigo Couch Sourfing me recogía para comer con otra “couchsourfera” una “gallete” a modo de crep elaborado con harina de sarraceno (Fagopyrum esculentum) y completada con huevo, jamón, verduras y, por supuesto, un toque de salsa de mostaza.

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Fue un fin de semana tranquilo, soñando, hablando sobre proyectos y buscando nuevos horizontes. Por primera vez realicé mi sueño de niña de dormir en una caravana, aún estando estancada en el jardín, pude imaginar los trayectos aún no dibujados. Disfrutar del simple hecho de concinar una tortilla de patatas. Disfrutar del acento escoces, de su ironía y del espíritu libre de Callum y su padre que me acogieron en su casa.

En las mañanas me despertaron el ruido casi callado de la lluvia sobre el tejado, el canto de los pájaros agradecidos y el silencio del campo en su estado más calmado. Qué poco necesitamos.

Fue un viaje inspirador. Para realizar tus sueños, necesitas constancia, perseverancia y entusiasmo. Si cumples 10000 horas haciendo lo que sea, dominarás aquello que sea. Se fiel a ti misma y sobretodo no te rindas. La mejor idea, la más simple, aquella que casi pueda rodar por si sola. El resto del tiempo, lo dedicarás a vivir. La vida entonces fluirá al no encontrar impedimentos.

Agua

Me sumergí y mi cuerpo se hizo paso entre las hojas verdes, violáceas y de tonalidades oscuras de los nenúfares que, a un ritmo acompasado, emitían humildes burbujas llenas de oxígeno impulsadas contra la gravedad hasta llegar a la superficie.

Me sumergí y respiré los rayos de luz atravesando las aguas transparentes que me descubrían el secreto que entraña el color turquesa.

Imagen

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Retratos

Hoy Anne de Geer dejaba la Cité des Arts. Mientras caminábamos arrastrando una pesada maleta y una mochila de la que nunca se separa, Anne dejaba calar en lo más profundo de mi ser sus últimos estímulos.

Retratista de blanco y negro. Se viste de un espíritu colorido a pesar de portar siempre el color negro impoluto sobre su blanca tez. Sus retratos juegan, entre la esencialidad del propio ser, la ironía y la libre expresión. Meticulosa, intimista e inspiradora en su trabajo. Anne me recalcó que lo más difícil siempre es escoger. Con una afable sonrisa en un rostro casi siempre sonrojado, Anne me descubría, en baja y dulce voz, como dejaba reposar bajo su cama sus mejores fotos antes de decidirse por cada una de sus obras seleccionadas.

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Además de ser una profesional de un gran talento, Anne de Geer es también mujer de sensibilidad extrema madre de familia cuya empatía se descubre ante todo y cada uno de quienes la rodean.

Lo que en un principio se ofrecía como una nueva experiencia y su consecuente anécdota a contar, se convirtió en un fenómeno únicamente comparable al que pueden tener las plantas cuando abren sus estomas para que los cloroplastos realicen la fotosíntesis. La magia liberadora de cada uno de los momentos compartidos con ella y sus amigos y colegas de profesión, hacía despertar la sensibilidad de todas y cada una de las terminaciones nerviosas de mi cuerpo y, como se si tratase de un ave en vuelo ligero que disfruta de los vientos dulces al mismo tiempo que dominantes, me deleitaba “viendo paisajes” que jamás había mirado. Sigue leyendo

Sin techo

Se la han llevado. De ella sólo ha quedado el espacio vacío y una marca del tiempo pasado. No me acuerdo de la primera vez que la vi. Morena de tez tostada, de silueta redondeada imposible de imaginar al siempre encontrarse cubierta o reclinada de un colchón en el suelo. Desde ese primer momento pasó a formar parte de mi itinerario particular a seguir. Como acto inherente a mi caminar, cada mañana y cada noche al pasar al lado de su “campamento” mis ojos se iban en su búsqueda, mi corazón lanzaba una plegaria y, de alguna manera, se me retorcían mis entrañas. Sigue leyendo

Hoja en blanco

A veces miro sin mirar, pienso sin pensar, y en ello se me va la vida.

Deambulo. En las horas puntas todo tiene aún menos sentido. Me falta el aire, así como es escaso para todos los que me rodean. Miro a mi alrededor, y sólo siento la angustia de un sin vivir en una lógica que llega a perder toda su razón de ser. Sigue leyendo

Leyendo en los posos de un café

No me imaginaba que los posos de un café pudiesen dar para tanto. Hace ya algunos años, aprovechando las largas tertulias de invierno, Nina adivinaba, al mismo tiempo que imaginaba, el posible futuro escrito en los posos de un café. Durante el proceso, me contaba como su abuela le había legado las armas para poder llegar a sus conclusiones, me contaba también, los detalles de la sabiduría de una abuela griega, de su trayectoria de inmigrante que llegaba desde Rusia y de como mantenía su origen hablando un dialecto diferente a la lengua oficial del mismo país. La primera vez que la encontré, sus ojos me mostraron una sensibilidad única a esas mujeres casi eternas, sus ojos y su mirar, llegaban más allá de cualquier palabra imposible de decir. No hizo falta hablar mucho para sentir la autenticidad de las palabras un día contadas. Sigue leyendo