- El relato del último viaje a Estambul, un viaje siempre alternativo
- El descubrimiento de danzas místicas como las de los Derviches no tiene precio
Desde mi primer viaje, hace ya más de un decenio, he buscado que el viaje formase parte de mi modo de vida, ya sea para estudiar o para trabajar. No obstante, la vida va haciendo que poco a poco la búsqueda de la estabilidad tome cierto protagonismo, dejando para la curiosidad y el deseo de descubrir, a pequeños viajes en lugares determinados, que implican así mismo un tiempo preciso, y eso, no siempre lo recibo como un plato de buen gusto. Aún así, el simple hecho de que mis sentidos sientan, vean, escuchen, toquen y saboreen nuevos horizontes, no tiene precio.
No me había preparado para vivir como turista dicho mal en una ciudad como Estambul. Descubrir nuevos lugares para mi, significa descubrir sus gentes, soy adicta a esas nuevas gentes, y por suerte o por desgracia nunca encuentras lo esperado. La magia e historia de la ciudad monumental salpicada a todos lados por mezquitas y, por tanto, de religión, se mezcló día tras día en el extraño y a veces hasta molesto trato hacia la turista. Como tal, te sientes incómoda por el hecho de que cada vez que gastas tus liras, te están timando y engañando también si regateas. Después de dos días, las consecuencias son evidentes, frunces el entrecejo cada vez que te hablan, y terminando por mandar a la mierda al que te habla sin ningún tipo de complejo. Un abismo de trato entre ambos mundos.
La imaginación no llega ni por asomo acercase a los mundos aún por descubrir. Y así, aún dando todo por conocido, el descubrir un nuevo lugar en nuestras vidas, nos abre los ojos todavía un poco más. Regalo impagable del viaje.
No fueron muchos días, cinco noches acompañadas de cinco días. Nos hospedamos en un hostal llevado por hombres que, en un intento de familiaridad, colegueo y a veces exceso de confianza, intentaban dar un servicio que evidenciaba el cobro de comisiones por todas partes. De todas maneras, estos pobres muchachos no impidieron que hiciésemos o fuésemos donde nos dio la gana. Sigue leyendo →